Habilidades y conocimientos

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Habilidades y conocimientos: la doble vía del cerebro

El cerebro humano es un sistema fascinante y complejo que maneja una amplia gama de tareas, desde la percepción sensorial hasta la toma de decisiones y el aprendizaje. Según los expertos, hay dos formas de información en tu cerebro: conocimiento y habilidades. Ambos son esenciales, pero ¿cómo funcionan y cómo interactúan?

Conocimiento: la base de nuestras habilidades 

El conocimiento en el cerebro requiere de paradigmas para poder ser interpretado. Estos paradigmas, sean acertados o erróneos, determinan cómo el cerebro utiliza las habilidades disponibles para el escenario al que se enfrenta el individuo. Un paradigma acertado impulsa al cerebro a elegir la mejor habilidad para afrontar una situación, mientras que un paradigma erróneo puede hacer que el cerebro escoja la habilidad equivocada.

Esta elección no sucede en el cerebro consciente, sino en la amígdala, una pequeña región de nuestro cerebro que juega un papel clave en la toma de decisiones y las respuestas emocionales. Esta elección se basa en la heurística, un tipo de procesamiento mental que utiliza información simplificada y experiencias previas para generar una respuesta rápida y eficiente.

Es crucial entender que la heurística no siempre conduce a la mejor respuesta. De hecho, pueden ser fuente de errores y sesgos cognitivos, ya que nuestros cerebros se aferran a los paradigmas erróneos, provocando respuestas inadecuadas.

El papel de la práctica deliberada y la formación de habilidades

Pero ¿qué pasa con las habilidades? Según la teoría de la toma de decisiones de Daniel Kahneman y la interpretación de la OODA Loop de Frans Osinga, las habilidades son el producto de un proceso mental lento y deliberado. La formación de habilidades implica el fortalecimiento de las conexiones neuronales a través de la repetición y la práctica, un proceso conocido como mielinización. A través de la práctica deliberada, una habilidad se automatiza, permitiendo un desempeño más rápido y consistente.

De acuerdo con un estudio del U.S. Army Research Institute for the Behavioral and Social Sciences, se ha demostrado que la mayoría de las habilidades obtenidas se pierden durante las tres semanas posteriores al entrenamiento y sigue disminuyendo paulatinamente hasta desaparecer en un periodo de 12 meses aproximadamente. Esta decadencia puede verse mitigada por la práctica constante y deliberada, fortaleciendo las conexiones neuronales y mejorando el desempeño.

La interacción entre conocimiento y habilidades

Así, la elección de habilidades está determinada en parte por nuestros paradigmas cognitivos y nuestras experiencias previas, que forman la base de nuestro conocimiento. En otras palabras, nuestros sesgos cognitivos pueden influir en cómo seleccionamos y aplicamos nuestras habilidades. Para mitigar estos sesgos, es importante estar conscientes de ellos y tratar de compensarlos a través de la reflexión y el análisis.

 ¿Cómo lo podemos medir?

Para saber si un conductor puede tener la habilidad solo se puede hacer en la pista, utilizando aparatos para medir su desempeño en ejercicios controlados. Sin embargo, un paradigma cognitivo erróneo limitar su capacidad de utilizar estas habilidades, debido a una mala interpretación de situaciones, lo cual se traduce a conocimiento. La manera de determinar el conocimiento y paradigmas es a través de pruebas, las cuales, no analizan su habilidad como conductor (eso se analizaría en la pista), sino sus sesgos cognitivos. Nos dice cómo define la realidad en sus respuestas, y eso a su vez nos da una idea de su personalidad como conductor.

En conclusión, la interacción entre conocimientos y habilidades es un componente clave de nuestra cognición y nuestras decisiones. Reconocer y comprender nuestros sesgos cognitivos y trabajar para superarlos a través de la práctica deliberada y el aprendizaje constante puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas y a mejorar nuestras habilidades en cualquier ámbito de la vida.

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