¿Por qué los tractocamiones se quedan sin frenos?

No es raro escuchar sobre accidentes en los que un tráiler sin frenos embiste vehículos con consecuencias fatales. Estos accidentes son comparables a catástrofes aéreas, pero son tan comunes que tendemos a normalizarlos y considerarlos parte del día a día en las noticias nacionales. Basta con hacer una búsqueda en Google para encontrar noticias relevantes sobre el tema, y aparecerán numerosos sucesos recientes, sin importar cuándo se realice la búsqueda, lo interesante de todo esto es que en la mayoría de esos sucesos se menciona una falla en el sistema como la causa. De entrada, hay dos razones fundamentales por las que los frenos fallan.

La primera de ellas (la menos común) es debido a que alguna de las piezas fijas o móviles del sistema de frenos falló. Esto puede ser derivado de falta de mantenimiento, fatiga de materiales o algún defecto de fabricación. Entonces ¿Es esta la verdadera causa de todos los accidentes? Difícilmente, pues la segunda razón fundamental (la causa más común) es debido a fatiga por calor.

Los tractocamiones son enormes y pesados, lo que significa que generan un impulso (Momentum) mucho más rápido que otros vehículos. Esto implica que los conductores deben gestionar su velocidad y engranaje correctamente. Acercarse a las pendientes a baja velocidad para luego cambiar rápidamente a una marcha menor y mantener su fuerza de frenado con las revoluciones del motor.

Si un operador no tiene cuidado al descender sobre una pendiente continua podrían ocurrir dos cosas:

• Primero, el camión podría ganar velocidad rápidamente y alcanzar velocidades inseguras, lo cual es especialmente peligroso en carreteras sinuosas.
• En segundo lugar, esta inercia provocará períodos prolongados de frenado, lo que a su vez generará fatiga por calor en el sistema de frenos.

Para entender cómo afecta la fatiga a diferentes tipos de vehículos, primero es necesario comprender que existen dos tipos de sistemas de frenos.

Frenos hidráulicos

Los frenos hidráulicos se pueden encontrar en vehículos de pasajeros como; sedanes, camionetas, deportivos, motocicletas e incluso bicicletas de alta gama. Este sistema es más simple y eficiente, requiere poco espacio y proporciona una gran sensibilidad en el pedal para modular las frenadas.

Estos frenos funcionan con una bomba hidráulica que mueve líquido de frenos a través de conductos, ejerciendo presión en las balatas para que se apliquen al disco o tambor.

El punto débil del sistema hidráulico es que puede generar fatiga en los componentes, especialmente en vehículos con peso añadido, pues la transferencia de energía en las frenadas es mayor. El disco recibe la fricción de las balatas generando calor a tal punto que supera su capacidad para disiparlo a la atmosfera, transfiriéndolo hacia las balatas y, finalmente, hacia el líquido de frenos. Esto en casos extremos lleva la temperatura del líquido hidráulico hasta el punto de ebullición liberando gases comprimibles, lo que provoca una disminución de la presión o fuerza necesaria para generar fricción de las balatas contra el disco. Como resultado, se pierde capacidad de frenado. El olor a frenos o el aumento en el recorrido del pedal son señales claras de que esto está ocurriendo. Este problema se acentúa con el peso del vehículo.

Frenos de aire

Este sistema fue diseñado para vehículos pesados como autobuses o tractocamiones, considerando que, a diferencia del líquido hidráulico, el aire aumenta la presión con el calor, mejorando la capacidad de frenado. Sin embargo, este sistema depende de un compresor que llena tanques de aire comprimido continuamente mientras el motor está encendido, lo que requiere una instalación más compleja y voluminosa, imposible de implementar en vehículos de pasajeros. Aunque este sistema es prácticamente infalible en términos de compresión, también tiene puntos débiles.

Entonces, ¿cómo ocurre la fatiga si no hay problemas de compresión?

Debido al tamaño y peso de un tractocamión con varios ejes, estos vehículos cuentan con tambores en lugar de discos en los ejes posteriores. El tambor es una especie de cilindro enorme que contiene las balatas en su interior y ejerce presión desde el centro hacia las paredes internas para generar la fricción de frenado. Sin embargo, debido a su diseño, este sistema tiene una menor capacidad para disipar calor en comparación con un disco de freno, lo que provoca altas temperaturas en su interior durante frenadas prolongadas.

Cuando las balatas alcanzan temperaturas superiores a los 600 grados, la resina con la que están fabricadas cambia su estructura molecular y pierde propiedades de fricción. Además, los metales del tambor comienzan a expandirse, alejándose de las balatas, lo que impide que estas rocen las paredes. Aquí es donde empiezan los problemas ¿por qué?

En su mayoría, este efecto es provocado por una mala gestión del frenado por parte del operador. Es probable que haya abusado de los frenos y, una vez que estos muestran signos de fatiga, no hay mucho que se pueda hacer.

En este punto, existen dos opciones:

• Detenerse en un lugar seguro

• En caso de emergencia, buscar una rampa de frenado. Por más fuerza que se aplique al pedal o incluso al freno de emergencia, la batalla está perdida y cualquier obstáculo en el camino, como otros vehículos o incluso estructuras, sufrirán el impacto directo de más de 20 toneladas.

Cada situación es diferente, sin embargo, el factor más común en accidentes de tránsito es el error humano. Una combinación de falta de conocimiento, experiencia y capacitación deficiente en los conductores.

¿Cómo puedes protegerte de un camión sin frenos?

La capacitación en manejo defensivo es clave. La conciencia situacional para detectar este tipo de eventos a tu alrededor antes de que ocurran podría salvar tu vida. Encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado puede costarte la vida.